sábado, 8 de noviembre de 2008

Charla muy reveladora

Dos amigos en un café hablando de política, religión y sexualidad... uno es un individuo con gran conciencia social, que se preocupa por el prójimo, milita en partidos políticos y dedica su vida a la lectura ideológica (desde ahora lo llamaré CS, por concientizador social)... el otro parece ser un cerdo egoísta que no se preocupa por nada y no ve más allá de su ombligo (desde ahora será SFE, por supuesto facho egoísta)... la discusión se pone algo irascible... se trenzan en una seguidilla de frases argumentativas con el fin de convencer al otro de que su postura es equivocada...

SFE: Además, a la hora de la verdad, todos tenemos algún tipo de resentimiento contra alguien sólo por prejuicio.
CS: No podés generalizar tus argumentos a toda la gente... yo no soy así, no soy facho como vos.
SFE: Ser honesto no es ser facho... yo siempre creí que a los putos, los gordos, los judíos, los negros y los ciclistas hay que matarlos a todos.
CS: No podes decir eso... sos un turro, hermano.
SFE: ¿Por qué no? si pienso así de verdad.
CS: Estás más facho que nunca... pero decime algo... ¿y a los ciclistas por qué?
SFE: Y por qué a los putos, los gordos, los judíos y los negros... ¿con ellos si hay razón?
CS:
(omito la respuesta, ya que cualquier cosa que diga estará más destinada a justificarse que a otra cosa...)

Queda claro el mensaje, ¿no?
Los argentinos tenemos la discriminación y la diferenciación tan arraigadas desde pequeños que no podemos ni verlo...
Y les juro que esa charla la he escuchado más de una vez... con excelentes resultados... y estando en ambos roles... si no me creen inténtenlo... ya me contarán cuántos se resisten a preguntar ¿y a los ciclistas por qué?